Otro año que se va, se va....

¿A ustedes se les paso el año así de rápido como se me pasó a mi?

Impresionante la verdad, pero en fin, así rápido y todo se terminó. Se acabó. C’est finit.

Ayer mientras escuchaba música recostada en mi cama hice un pequeño balance anual y llegue a la conclusión que no fue un año muuuuuy bueno, pero tampoco muuuuuy malo...

Veamos:

Por culpa de mi total y completa vaguedad sufrí por primera (y última) vez el no poder decir “estoy de vacaciones” y tener que estar metida entre moles, gramos, molaridades, normalidades, etc, etc, etc. Súmale los nervios por el “tenés que aprobar si o si porque ya sabés cuales son las consecuencias Antonella ¿no?” (y cuando la Marité dice algo lo cumple). Me enojé y me entristecí por ser segunda pero resulta que fui como decimonovena (quizás mas). Tuve un verano con mucha mucha nieve, un invierno con sol y una primavera demasiado corta. Un pequeño hobbie se convirtió en mi vocación, en mi futuro. Me quemé que di miedo. Defraudé. Decepcioné y me decepcionaron. Use el primer pronombre del plural cuando no debía. Entregue todo (pero todo) y también fui mezquina. Cupido solo me trajo una flecha oxidada clavada en la puerta con una nota que decía: seguí participando nena, tal vez el próximo año. Quise más de lo que estaba permitido. Confirmé día a día que tengo amigos que quiero seguir conservando muchos años mas. Conocí personas raras, así como yo, que se ganaron un lugar importantísimo en mi corazón. Reí más de lo que lloré. Me banqué de todo y a todos. Dije basta un trillón de veces y morí en el intento las mismas. Tropecé como cuatro veces, más o menos, con la misma piedra. Entendí que las cosas hay que verlas como son, sin ningún detalle extra. Tuve diez en valentía y la misma nota en cobardía. Fui feliz con muy poco. Desee en un par de ocasiones desaparecer, irme lejos y jamás volver. Me hice un blog. Compre un libro que nunca termine. Fui al colegio desvelada y muy feliz. Otras veces ya no tan feliz. Vagué por la cuidad como nunca. Me arrepentí de una sola cosa. Confirmé una vez mas que los acontecimientos ocurridos sin planificación alguna son los más lindos. Perdoné (como siempre) cosas que dolieron y otras que no dolieron tanto. Cuando mentí me creyeron. Cuando dije la verdad no. Me quedé con ganas de más. “Las segundas parte nunca fueron buenas”, sabio el que dijo esta frase, tiene mis felicitaciones. Pase horas y horas acostada en la cama charlando (chusmeando) de los mismos temas. Perdí amigos y los recuperé. Espere lo imposible. Me hicieron sentir en diversos momentos que era una más. Hice sentir especial. Putie con motivos, y sin motivos también (como para cagar a pedo nomás, por simple placer). Estuve loca y me revolqué en el césped. Dije si donde debería haber dicho no, no y no. Les debo eso de aprender a levantarme sola (para el 2009, lo prometo pá!). Fui la primogénita de un transportista mobiliario por un par de minutos. También musa (supuestamente). Seguí a mi corazón. Preferí buenas amistades a malos amores. Convertí príncipes en ranas. Salte de alegría demasiadas veces. Rigor me adoptó a plazo fijo. ¿Ya menciones qué quise más de lo acordado? No dije todo lo que debería haber dicho. Soñé mucho, dormida y despierta. Pase mi cumpleaños con la gente que amo y con otra que no conocía tanto en ese entonces. Me caí y me levante al instante (por lo menos eso aparenté). Aprendí a tejer. Cuide y me cuidaron. Supe que tengo una amiga budista. Y también supe una vez más que odio terriblemente los cambios pero me adapto demasiado fácil a ellos.

Si, un año ni muy muy ni tan tan. Normal. Con altos y bajos.

Ahora solo me queda desearles ¡Feliz Año Nuevo! Y a embriagarse todo lo que se pueda que según el horóscopo chino se viene un gran año.

Chin chin y hasta el año que viene.

Pd: ¡Ah! Cierto. Mis deseos para el 2009 son:

*Disfrutar cada momento de los últimos 365 días de una etapa que vale la pena vivir junto con la familia que elegí y amo.

*Dormir menos.

Ahora si.

Arriverdeci 2008 y Bene accetto 2009.